Inicio » Catálogo » El perro majorero autóctono de Canarias
La presencia del perro en la vida del Archipiélago Canario está reconocida en las referencias históricas junto a las del Hombre que las pobló acompañado también de otros animales domésticos. En ese sentido las referencias son múltiples aunque todavía insuficientes o no suficientemente sólidas. De ahí que se tenga que admitir, en líneas generales, la presencia de cuatro animales considerados domésticos junto a los aborígenes: cabra, oveja, perro y cochino.
Es cierto asimismo que queda mucho por investigar, averiguar o descubrir para concretar y definir esa presencia de animales domésticos tomando por base la falta de atención, el desinterés o el buscar otros fines de los que por primera vez arribaron a las Islas estando éstas ya habitadas. Llegando a este punto se tropieza ya con esos múltiples motivos que han impedido la vida y acontecimientos en Canarias tuvieran parecida descripción o relación a las realizadas en otros países o pueblos coetáneos y en las cuales se reflejó con más detalle la vida y circunstancias de sus moradores.
Y es un tanto más extraño pues, según el autor Pedro Carballo Armas, “resulta ciertamente significativo el enorme interés que desde siempre ha despertado cualquier consideración acerca del destino de los antiguos pobladores de las Islas Canarias”. Los habitantes de nuestras Islas tuvieron muchos obstáculos para sobrevivir y conservar sus costumbres, según el mismo autor: “… lo cierto es que la suerte de los aborígenes no fue igual en todas las islas, y su cultura se debatió desesperadamente por conservar sus rasgos específicos ante la nueva sociedad castellanizada”.
Afirma el mismo que, “la exterminación del pueblo aborigen no se llevó a cabo” basándolo en dos hechos: “En primer lugar, por la constatación de frecuentes alzamientos de indígenas como reacción a la implantación de un nuevo sistema sociopolítico y económico que apenas aciertan a entender. Ello origina, en efecto, la huida de sectores de población aborigen hacia sitios inaccesibles, o incluso, la fuga de la isla –como ocurre en Fuerteventura-. En segundo término, la imperiosa necesidad que tenían los castellanos de contar con recursos económicos propicia que éstos recurran bajo cualquier pretexto a esclavizar a los indígenas, bien sea para su venta o para realizar las tareas más duras…” y aunque siempre no fue así, “… en muchas ocasiones a los sometidos en virtud de pactos con los conquistadores, e incluso los vencidos en guerra, se les permitió vivir libres”. Alude a la esclavitud, la fusión, el traslado a otras islas o continentes y a, “la sólida transculturización que de forma externa más o menos persistente sufrió desde un principio la antigua población que moraba el archipiélago canario al entrar en contacto con una sociedad culturalmente más avanzada, supuso de manera inevitable un proceso de adaptación a la sociedad conquistadora.