Inicio » Catálogo » Tendencias de la movilidad terrestre en Canarias
La mejora de la accesibilidad terrestre en los últimos años ha contribuido a un espectacular incremento de la movilidad en Canarias. En tan solo el período 1991 - 2001, el aumento se cifra en un 50 % desde el punto de vista global y en un 40 la movilidad per capita. Es indudable que a este fenómeno ha contribuido la construcción y ampliación de la red viaria, pero también otros factores principales, como por ejemplo el notable desarrollo de la población en estos años, la tendencia a residir cada vez más lejos del trabajo y de los centros educativos, o también el imparable aumento del parque automovilístico como factores que han incitado un mayor incremento de la movilidad.
En este contexto, el transporte público no ha hecho sino retroceder ante la incapacidad de dar un servicio óptimo a las nuevas áreas residenciales y polígonos industriales de baja densidad, sentando las bases de una mayor potenciación del transporte privado dependiente de las energías fósiles.
Además, determinadas tendencias del parque automovilístico, como por ejemplo el incremento de la potencia o el aumento del tamaño de los vehículos, ha menguado por completo los positivos avances tecnológicos en reducción de emisiones. Hasta tal punto ello ha sido así, que debido al aumento tan desorbitado del parque de vehículos en los últimos años (un 85 % más entre 1991 y 2003), a lo que hay que unirle el mentado incremento de la movilidad per capita, el impacto de la movilidad en lugar de estancarse, no ha hecho sino aumentar. Mayor es el problema desde el punto de vista de la ocupación de espacio, pues según hemos estimado, las vías terrestres en Canarias estarían ocupando tanto territorio como el suelo residencial, siendo la tendencia futura muy preocupante.
Por todo ello, se debe optar por un modelo más sostenible de movilidad, en el que cabría repensar la ordenación territorial en aras de una menor movilidad, sin afectar a la productividad, muy al contrario. De la misma manera, un mayor incentivo al transporte público, al igual que la política de acercar lo distante, penalizando la movilidad privada y destinando esa masa monetaria a quien no contamina -o lo hace en menor medida y además utiliza menos espacio para moverse, porque utiliza medios de transporte más ecológicos-, debería empezar a considerarse como ya se ha realizado en otros países de la Unión Europea.
