Inicio » Catálogo » Accidentes, riesgos laborales y conmociones en la sociedad tradicional. La Aldea (1801-1970)
En Crónicas de Canarias (2006), del mismo autor, se decía que la necrología histórica en Canarias no había sido suficientemente abordada por nuestros investigadores, y que las honrosas excepciones casi siempre se habían centrado en los campos del estudio de las mentalidades, religiosidad, epidemias mortales y sucesos que jalonan una historia de lutos acentuados (Bethencourt, 1985; Hernández, 1990 y 2004; Aranda, 1993; Hernández, 2005; Socorro, 2008…); probablemente porque junto a la dificultad de encontrar fuentes históricas precisas, la difusión del obituario violento, sobre todo en la historia más reciente, aún es delicada. En este extremo, a la hora de la redacción final hemos vuelto a sopesar bastante la descripción de cada accidente ante posibles susceptibilidades que pudieran generar.
¿Por qué investigar este sensible tema? Ha sido el deseo de aportar un grano de arena más en el análisis de la sociedad que ha precedido a los tiempos actuales. Y con esa premisa hemos afrontado un largo proyecto de investigación, ofreciendo esta redacción final donde nuevamente asumimos los riesgos que conlleva su naturaleza. A tal efecto nos hemos esforzado y hemos puesto toda nuestra experiencia en ofrecer al lector un texto lo más transparente posible, con el objetivo de descubrir los sinsabores, los riesgos laborales y las dificultades que afrontaron sobre todo las clases menos favorecidas de la sociedad tradicional canaria hasta el gran cambio social de los pasados años sesenta. Lo hemos estructurado en un primer capítulo sobre los aspectos generales de los accidentes laborales y casuales en dos períodos: 1801-1940 y 1940-1970; seguido de otro más centrado en detalles de tipología y distribución espacial de los accidentes en todo el período estudiado (1801-1970); para, finalmente, en otro apartado, recoger ocho casos célebres de accidentes de naturaleza distinta que tuvieron fuerte impacto social en su momento. En cada uno de los tres capítulos recogemos, junto a la descripción que las fuentes escritas hacen de cada accidente, la interesante aportación de la oralidad, la voz de una memoria viva, casi siempre dentro del entorno familiar o vecinal, a pesar del largo tiempo transcurrido en algunos casos, además de una información complementaria indispensable: un detallado obituario de 166 casos, con localización cronológica y cartográfica de casi todos. El libro se cierra con un Anexo Documental destinado a lectores interesados y estudiantes, donde se puede analizar la evolución de los trámites forenses en la etapa de transición del Antiguo Régimen al Liberal, para cerrar con la preceptiva relación de las fuentes de información.