Inicio » Catálogo » Anexo IV Encuentro de Archiveros de Canarias
En los últimos tiempos, muchos de los conceptos fundamentales de la Archivística moderna han sido cuestionados hasta la raíz. El principio de procedencia y orden original ha sido uno de ellos. Hasta hace poco los archiveros han venido trabajando a partir del supuesto teórico de que los archivos se forman como resultado de un proceso natural, que son en definitiva el resultado de una actividad de creación que venía dada en origen. Se aceptaba como principio fundamental de la Archivística que este orden natural se generaba a partir de las actividades del productor documental, pues era sabido que los documentos de archivo no eran creados ni conservados para fines de investigación (un resultado secundario y a largo plazo) sino que se generaban para servir de testimonio fehaciente de las actividades de una persona u organización que los produjo para sus propios fines. Siguiendo las reglas de su profesión, el archivero se limitaba a mantener, o en su caso a reconstruir, el orden original de las series, procurando mantener intactas las relaciones entre los documentos, unas relaciones que habían sido establecidas en origen. Estas relaciones eran portadoras de significado, por lo que romper el orden natural destruía parte del sentido de los documentos dado por su productor. El archivero, al hacer patente esas relaciones en la jerarquía del cuadro de clasificación y en la ordenación de las series contribuía a preservar el sentido originario de los documentos, tal como había sido establecido en el momento de su producción. Conforme con esta suposición, la función del archivero era concebida como una actividad neutral, que no alteraba el significado de los documentos de archivo y sólo se limitaba a fijar en los instrumentos de descripción el significado exacto de las relaciones entre los documentos y a dar cuenta del contexto de producción en que tales documentos fueron creados.