Inicio » Catálogo » La mirada europea: huellas de mujeres canarias en los libros de viajes
La doctora Teresa González afirma en este libro que “la mirada de los foráneos sobre el Archipiélago es la mirada de la diferencia”. Ésta es quizá la clave de un texto que nos muestra la vida de las mujeres canarias de siglos pasados desde la perspectiva de los extranjeros y extranjeras, es decir, desde los ajenos a ellas, a sus valores y a sus costumbres. Digo la clave porque, en realidad, la mirada de la autora es también la de la diferencia, aunque ella sí forme parte de la cultura canaria y conozca muy bien –tanto por experiencia como por profundo estudio- el ámbito femenino canario. Diferencia afortunada, sin duda alguna, ya que las situaciones que se describen en este libro han pasado a la historia, y la mejor prueba de ello es, precisamente, que una mujer esté en condiciones de escribir esta obra y que el suyo no sea un caso aislado.
Si la imagen que nos proporcionaron los viajeros europeos acerca de las mujeres de las Islas Canarias estaba condicionada por la distancia geográfica, la lejanía temporal es la que hoy nos permite contemplar ese mismo retrato como algo también extraño a nuestra realidad. Lo que vieron los extranjeros en nuestras islas ya no existe. Pero lo más importante es que tampoco existe la dife-rencia abrumadora entre la situación cultural y social de las mujeres europeas y las canarias que ellos percibieron. Las mujeres insulares de hoy no son aquellos seres humanos privados de libertad, inti-midad, instrucción y autonomía que describen los cronistas de otras épocas, algunas incluso recientes. Y si, procediendo de situa-ciones de partida muy dispares, las mujeres canarias contempo-ráneas han alcanzado grados de integración y participación social idénticos o superiores a la de otros países desarrollados, podemos deducir que el esfuerzo realizado por nuestra sociedad en conjunto y por las propias mujeres de forma especial, ha sido enorme y ha dado buenos frutos.
Sin embargo, la historia está ahí. Lo que fuimos forma parte de lo que somos, y es importante recordar cómo fue la existencia de nuestros antepasados para entender de dónde proceden nuestros valores y también nuestros defectos.
Teresa González ha realizado una extraordinaria labor de recopilación de texto de viajeros de varios siglos y los ha organizado en torno a un eje central de gran significación conceptual: la mirada ajena sobre una realidad desconocida para el que mira. Esta mirada no es objetiva –no puede serlo- y por ello el contenido del libro es doblemente interesante, ya que además de la realidad que se describe, percibimos los prejuicios con que se ésta se aprecia.
Una de las reflexiones más notables de esta obra es la relativa al papel productivo de las mujeres en una sociedad que, sin embargo, les negaba todo protagonismo económico. Si por una parte, se pretendía, y con frecuencia se lograba, que las mujeres fuesen sujetos pasivos y sometidos, por otra, la historia de las islas las obligó a tomar con frecuencia las riendas del hogar en todos los aspectos. Basta, como ejemplo, la situación de las mujeres cuando los hombres se veían forzados a emigrar.
La conclusión a la que llegamos los lectores ante libros como éste, que nos permiten percibir el desarrollo positivo de nuestra sociedad, es que, efectivamente, estamos en el buen camino y cada día más cerca de lograr construir un mundo en que todos las personas –hombres y mujeres- tengamos las mismas oportunidades reales e idéntica posibilidad de ejercer iguales derechos.
