El autor ha partido a lo largo de su vida creativa de una consideración fundamental: desde su postura de creyente ha intentado reflexionar sobre el ser humano y su realidad, evidentemente desde su objetivo y objeto, ha operado con la pretensión de aclarar y aclararse.
Por ello no es de extrañar que la mayor parte de los artículos escritos a lo largo de su extensa trayectoria centren su atención en asuntos como la religión, la teología, la ética, las culturas, y otros; Sergio Domínguez-Jaén se muestra consciente de que el término creyente significa hoy en día estar en un medio que no es ni mucho menos el adecuado para manifestar la opinión: no es la primera vez que alguien que se entera de que el que escribe es creyente para que ya no le merezca ningún crédito.
Este libro está dividido en varias partes porque se ha querido dar consistencia y coherencia al discurso, dejando fuera textos que se habían quedado sin la frescura necesaria, tras perderla una vez pasado el tiempo. El autor los ha llamado materiales, dando así la oportunidad de que se lean de una forma ordenada y temática.