Inicio » Catálogo » El tejedor y la pensada
Descubrí en el minutario de 2009 dos tipos de anotaciones entremezcladas: las que venían a converger en un asunto que, por homogéneo y dominante, enseguida descubrirá el lector, y las restantes, que atendían a la temática del acontecimiento del día; titulé las primeras El Tejedor y la Pensada, una simple adición de fragmentos afines; al segundo grupo llamé Otras notas. La atención a estas nuclearizaciones me ha llevado a indicar con un signo, y entre paréntesis rectos [→] el lugar de desgaje, y de consiguiente desplazamiento hacia un segundo bloque que originariamente no existía. En relación con el título de la primera parte, he de añadir que no ignoro la violenta conjunción de términos en él implícita, pues uno y otro pertenecen a ámbitos diferentes: lo artesanal y lo intelectual. El escritor teje (ya conocemos lo que esconde la etimología del vocablo), y va concibiendo y completando el motivo (la figura) que construyen los hilos de su divagación, y él mismo es trabajado en y por la urdimbre de los días. De no haber alcanzado existencia pública estas páginas nada, naturalmente, hubiera pasado, pues esa indiferencia presumen. De su lectura se desprenderá la preocupación que las hizo posible; y ha satisfecho exigencias interrumpidas y retomadas aquí y allá. Estoy obligado a pedir doblemente disculpas; y es que si, en el mejor de los casos, tales anotaciones sólo han podido redundar en el conocimiento de mí mismo, sospecho que poseen es casa actualidad,y que se enuncian en un ambiente confiado a otro tipo de problemas. El texto «Doy gracias de que sólo muramos una vez», semilla del subsiguiente desarrollo del minutario, también lo es del libro de poemas La echazón, y de él forma parte.