Inicio » Catálogo » Cuentos populares de Guinea Ecuatorial
Para chiquitos y mayores. Para instruir en el arte de la danza o el culinario. Para asustar y tener miedo, y para espantarlo también. Para reír, unas veces con la boca y otras hasta con el alma. Para conocer de dónde venimos. Para aprender los nombres de las estrellas y de los peces. Para llorar, y limpiarnos los ojos, y sacudir el corazón echando lo feo. Para sentarse junto a los que se fueron en torno al fuego y los recuerdos. Para transmitir una oración o un viejo oficio. Para no aburrirse y matar las horas. Para soñar, mucho, ancho, lejos... En fin, para vivir, o al menos para intentarlo. Desde siempre…
Desde siempre, y de mil y una formas, tantas al menos como pueblos hubo sobre la Tierra, e incluso como contadores. Así, donde aquí pone un Érase o un Colorín colorado… existen y existieron en el mundo otras “palabras mágicas”. Por ejemplo, los cuentos populares del Rif acaban con Y después de andar por aquí y por allí, me puse el calzado y se me rompió. Por eso, el cuento también es ventana (o puerta, o balcón, depende del que a ti te contaron), desde donde podemos asomarnos a descubrir mil y un mundos, otros, diferentes, lejanos… Y a veces bien cercanos también, pero casi desconocidos, como los de África.