Inicio » Catálogo » In crescendo
Al principio del curso el aula está aparentemente vacía; y si el curso es virtual, más aún: no hay tarima ni sillas ni mesas ni encerado ni tizas. Eso, que podría parecer un inconveniente, en realidad es una ventaja, porque como profesora puedo inventar todo lo que me hace falta, sobre la marcha. Y mis alumnos pueden ir llenándola día a día a la medida de su personalidad y de sus necesidades.
En enero de 2010 empecé un curso más de El gozo de Escribir, por Internet. O eso creí en aquel momento. Eran 15 alumnos que, como suele pasar, mostraron diferentes grados de interés, preparación, entusiasmo, preocupación, tesón, iniciativa. Quince personas que, con sus historias, empezaron a dibujar sobre el suelo de esa aula virtual sus primeros pasos de baile.
Lo que no sabíamos entonces ni Berta, Coque, Cristina, Dominique, Ernesto, Miguel, Raquel ni yo es que el día que, cinco semanas después, apagué la luz del aula, ellos iban a volver a encenderla y a seguir bailando sobre la tarima. Algunos continuaron en la Escuela de Escritores (donde conocieron a Bárbara, la octava coautora de este libro) y otros no, pero resultó que todos ellos habían contraído en aquellas semanas el virus de la escritura: el aula no estaba tan vacía como parecía.
Mantenerse como grupo durante año y medio, continuar escribiendo y comentándose los textos, seguir explorando, seguir bailando juntos, cada uno desde un lugar diferente de España; conocerse como personas, quererse y pelearse (que es también una forma de bailar): eso es lo que han estado haciendo Bárbara, Berta, Coque, Cristina, Dominique, Ernesto, Miguel y Raquel durante este tiempo. Mi aportación fue asegurarme de que el virus estuviera en el aula cuando entraron e intentar por todos los medios inoculárselo; todo lo demás lo han hecho ellos. Y, la verdad, estoy muy contenta. Como profesora, lo que deseo a todos mis alumnos es que continúen bailando, pero en definitiva, eso no depende tanto de mí como de ellos. Y ellos decidieron seguir. El libro que tiene ahora el lector en sus manos es la música que han compuesto para su baile. Estoy segura de que lo va a disfrutar, así que me callo para que pueda escucharla. ¡Música, maestro!
Berna Wang
Blog del libro: http://leerincrescendo.blogspot.com.es/