Inicio » Catálogo » Confieso el vacío
El lector tiene entre las manos un libro que es una confesión. Una capitulación del poeta ante su propio vacío y, al mismo tiempo, el mejor poemario de Luis Antonio hasta la fecha. Ya no es corta la trayectoria de este joven poeta (ya cada vez menos joven). Desde aquella primera obra imberbe que fue el binomio Me escuchas / Sabiendo que me pudo el amar (2001) ha llovido mucho. Muchísimo. Es más, ha diluviado. Y parte de los restos de ese diluvio los tenemos en Confieso el vacío. El poeta se nos muestra en su derrota. Versa la confesión de su desmoronamiento. No le interesa subrayar aquí los motivos de esa derrota (la amada, el ente femenino, ese tú que cuestiona y que también se cuela en los poemas por algunas esquinas), para este diálogo ya se pronunció con anterioridad, en los poemarios precedentes. Lo que se estima en estas páginas es la verdadera voz íntima del poeta. La confesión, a sí mismo o al mundo, de que ha sido derrotado y de que ese descalabro le produce una vergüenza, un sonrojo, un abrasamiento interior, que impiden la comunicación poética.