Inicio » Catálogo » El entierro de Fernando de León y Castillo
De alguna manera, el 12 de marzo de 1918 la isla de Gran Canaria quedó huérfana. Ese día fallecía en la ciudad vasco francesa de Biarritz el que había sido su padre-protector durante los últimos 50 años: el Senador vitalicio Fernando de León y Castillo.
La noticia cogió por sorpresa a los grancanarios, y aunque éstos eran conscientes de la avanzada edad del político, y de tener noticias de sus achaques, nadie se había hecho a la idea de que un día u otro llegaría un cable anunciando la fatídica noticia.
La consternación de los primeros momentos se disipó para dejar paso a una serie de iniciativas encaminadas a homenajear a don Fernando, teniéndose, en última instancia, que cumplir un viejo deseo expresado mil veces por el político: ser enterrado en la tierra que le vio nacer, en Gran Canaria. Esta, pues, es la crónica de diez años de continua veneración en los cuales se generaron infinidad de manifestaciones culturales que tuvieron a León y Castillo como único protagonista y que, encontraría su punto y final en el entierro de sus restos mortales un inolvidable 31 de octubre de 1928.