La historia literaria de cualquier región está llena, en muchas ocasiones, de figuras de las que se conocen pocos datos, de otras sobre las que se ha investigado mucho y continúan estudiándose por considerarse representativas de un momento histórico y paradigma para futuras generaciones, y de no pocas que todavía están durmiendo el sueño de los justos esperando que algún curioso investigador las saque del olvido y las de a conocer al público en todo su esplendor en una no menos cuidada edición, pertrechada, quizás, de mil y una notas eruditas.
Con Graciliano Afonso Naranjo (La Orotava, 1775-Las Palmas de Gran Canaria, 1861), el autor del que aquí se va a tratar, me parece que ha ocurrido un poco de todo. Sin ser totalmente desconocido, tuvo la suerte de contar en la persona de Alfonso Armas Ayala con el estudioso que, en una encomiable y paciente labor, dio a conocer a través de múltiples y variados trabajos pormenores sobre la biografía y otras tantas parcelas del diverso quehacer, ya hoy más conocido, de quien fuera Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de Canarias.
Luego, quizás por considerarse agotada, o por no tener sentido en los nuevos enfoques que se estaban generando para la literatura de las Islas, poco se vino a hacer, aparte de unos cuantos trabajos todavía indispensables, también del citado A. Armas Ayala (cabría añadir aquí, como inciso, que muchos datos y documentos aportados por este investigador siguen siendo hoy del todo imprescindibles en la labor de investigación sobre la vida y la obra del Doctoral canario, pues la fortuna que tuvo este estudioso de acceder a determinados fondos bibliográficos no ha ido pareja a la que tienen los que hoy pretendan acercarse a la «totalidad» de la obra afonsiana).
Tras un cierto silencio, el momento presente ha visto surgir a no pocos investigadores, pertenecientes a diferentes disciplinas académicas, que han prestado atención, con más ahínco si cabe, a la obra de Afonso, en algunos casos en la feliz perspectiva de la interdisciplinariedad académica .
Esta amalgama de estudios ha permitido no sólo afianzar parcelas ya desbrozadas por Armas Ayala, sino especialmente abrir nuevas vías de estudio; y es que la producción literaria de Graciliano Afonso abarcó mucho, teniendo especial relevancia su ingente labor creativa y sus traducciones, entre las cuales ocuparon lugar privilegiado las de clásicos grecolatinos .
Tal vez por ello sea esta producción bibliográfica la que mejor y mayor atención ha recibido, dentro de lo que se podría denominar –permítaseme la oportunidad– investigación afonsiana, sea con estudios particulares sobre composiciones concretas o con monografías de miras más amplias.
La todavía insustituible Biobibliografía de A. Millares Carlo y M. Hernández Suárez tiene algo que ver en este estado de cosas, al referir de forma ordenada impresos y manuscritos de nuestro autor, éstos últimos gracias a labor de abnegada y no siempre justipreciada de Juan Padilla, quien fuera secretario de El Museo Canario. Por ello, tanto el estudioso como el curioso lector pueden hoy en día acceder a gran parte (obligado es ponerlo así) de la obra del Doctoral canario.
Sobre esta documentación se ha sustentado la que es seguramente la más importante contribución realizada sobre Graciliano Afonso. Nos referimos a la Tesis doctoral de Antonio Becerra Bolaños, desafortunadamente no publicada aún, la cual va a permitir el acceso a la generalidad de la obra de este autor, amén de permitir conocer los principios estéticos que condicionan la misma.
Así las cosas, no es mal momento, cuando parece haber despertado a la curiosidad de los investigadores, sobre todo de las Islas, la obra del Doctoral, hacer accesible aquélla al público lector en ediciones modernas que, en un contexto adecuado, den cuenta de sus características, evidentemente con la profundidad y el rigor que cada caso requiera.